Pocos grupos pueden decir que llevan más de una década y media en el panorama musical español sin perder la urgencia, la ironía ni ese punto de desgana gloriosa que convierte sus canciones en himnos de resistencia emocional. Kokoshca no solo puede decirlo: lo grita entre guitarras, bajos crudos y coros que suenan como brindis a media madrugada. Su último disco, La Juventud, abre con la voz de Pepe Mujica y te lanza directo a un mundo donde el trabajo es una maldición, el amor es una ruina (a veces preciosa) y la noche no se acaba nunca del todo.
Formados en Pamplona pero con alma de barriada mestiza, Kokoshca ha ido construyendo un repertorio que ya es leyenda. Su cancionero es uno de los más sólidos, coherentes y emocionalmente contagiosos del indie en castellano.